Tercera cultura es un término acuñado por el editor John Brockman en su libro de 1995 The Third Culture. El concepto hace referencia al supuesto divorcio entre la cultura humanística y la científica que C. P. Snow había diagnosticado en su obra Las dos culturas, entendiendo la necesidad de una tercera cultura que generara un nuevo emergente de conjunción, comunicación, producción de conocimiento y pensamiento, sobre la base de una filosofía natural.
Las dos culturas es el nombre de un tópico cultural contemporáneo que deriva del título de una influyente conferencia de C. P. Snow en 1959. Su tesis es que la ruptura de comunicación entre las ciencias y las humanidades es uno de los principales inconvenientes para la resolución de los problemas mundiales. Dada su formación científica y su cualidad de novelista de éxito, Snow estaba en un buen lugar para plantear el debate. Estamos hablando de dos grupos polarmente antitéticos: los intelectuales de las ciencias sociales en un polo, y en el otro los científicos. Entre ambos polos, un abismo de incomprensión mutua; algunas veces (especialmente entre los jóvenes) hostilidad, soberbia intelectual y desagrado, pero más que nada falta de comunicación y entendimiento recíproco.
John Brockman plantea que los científicos creen que los intelectuales de las ciencias sociales carecen por completo de visión anticipadora, que viven singularmente desentendidos de los problemas más complejos de la humanidad a futuro, que son en un profundo sentido anti-intelectuales, anhelosos de reducir tanto el arte como el pensamiento al momento existencial. Cuando los no científicos oyen hablar de científicos que no han leído nunca una obra importante de la literatura, sueltan una descalificación entre la burla, la ironía o la compasión por su falta de formación. Los desestiman como especialistas ignorantes. Una o dos veces me he visto provocado y he preguntado [a los no científicos] cuántos de ellos eran capaces de enunciar el Segundo Principio de la Termodinámica. La respuesta fue glacial; fue también negativa. Y sin embargo lo que les preguntaba es más o menos el equivalente científico de «¿Ha leído usted alguna obra de Shakespeare?»
La tercera cultura consiste en aquellos científicos y otros pensadores del mundo empírico que, a través de su trabajo y sus escritos, están sustituyendo al intelectual tradicional en la tarea de aclarar los significados más profundos de nuestras vidas, redefiniendo quienes y qué somos.
Hay signos optimistas sobre la inclusión de los académicos de las humanidades dentro de la tercera cultura, académicos que piensan del mismo modo que los científicos. Piensan que existe un mundo real y que su tarea es comprenderlo y explicarlo. Someten sus ideas a prueba en términos de coherencia lógica, poder explicativo y conformidad con los hechos empíricos. No difieren de las autoridades intelectuales: las ideas de cualquiera pueden ser desafiadas y los progresos del entendimiento y del conocimiento se acumulan a través de tales desafíos. No reducen las humanidades a los principios físicos y biológicos, pero piensan que el arte, la literatura, la historia o la política –una completa panoplia de temas humanistas- necesitan tener en cuenta a las ciencias.
Las conexiones realmente existen: nuestras artes, nuestras filosofías, nuestra literatura, el producto de las mentes humanas interactuando unas con otras, y y la mente humana son un producto del cerebro humano, que se encuentra organizado en parte por el genoma humano y evoluciona por los procesos físicos de evolución. Al igual que los científicos, los académicos de humanidades basados en la ciencia son intelectualmente eclécticos, buscan ideas en una gran variedad de fuentes y adoptan aquellas que prueban ser útiles, más que aquellas que operan dentro de “sistemas” o “escuelas”.
Y este no es el camino de una sola dirección. Así como los académicos de las humanidades basadas en la ciencia están aprendiendo de la ciencia, y están influídos por la ciencia, los científicos están alcanzando una comprensión más amplia sobre el origen de su propio trabajo a través de las interacciones con los artistas y diseñadores de la información.
Repercusión en España
El 19 de noviembre de 2008 se presentó la Plataforma Tercera Cultura con la intención declarada de fomentar la superación entre ambas ramas del conocimiento mediante un trabajo de divulgación científica y de promoción del racionalismo y el humanismo secular. Entre sus miembros se encuentran los periodistas Arcadi Espada, José Pardina, el escritor Ibn Warraq o el filósofo Fernando Savater.
Repercusión en Argentina
En 2008 se formó la Fundación Tercera Cultura con una avanzada de científicos, artistas, intelectuales, diseñadores, investigadores, profesores que han convergido en la creación de esta ONG con fines de promoción y difusión de esta temática y que tendrá en el primer semestre de 2009 una gran Maratón de Pensadores sobre Ciencia y Cultura contemporánea.
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